JOSÉ PEDROSA GALÁN: «CON UN BALÓN DE POR MEDIO, DA IGUAL LA RAZA, LA RELIGIÓN, LA CULTURA E INCLUSO HASTA EL IDIOMA»

Tanto volar para terminar cerca de casa. José Pedrosa Galán (León, 1986) ha recorrido 13 países y una veintena de equipos en su carrera, donde ha podido observar las diferentes caras del deporte rey. Después de formarse en Atlético Madrid y estar en la órbita del primer equipo del Almería, dónde tuvo de cerca a Hugo Sánchez y Unai Emery, pasó por algunos equipos de Segunda B hasta llegar a la Cultural Leonesa. Ahí comenzó el periplo que lo llevaría a lugares tan cambiantes como Tailandia, Hong Kong, Chipre, Finlandia, Catar o Canadá. Allí, en el Valour FC de la denominada Canadian Premier League, se ha erigido poco a poco como uno de los líderes del plantel. Con el mencionado torneo volviendo en abril, José decidió regresar a España para jugar cedido en el Villarrobledo (Segunda División B) hasta entonces. Una carrera así, llena de aventuras, definitivamente tiene tintes de sobra para contar.


¿Soñó en algún momento tener unacarrera como la que ha realizado?

Nunca. Siempre soñé con jugar en la Primera División de España, en ascender con el equipo de mi tierra, la Cultu, a Segunda o a Primera, pero nunca me imaginé que podría llegar a jugar en 13 países y mucho menos convertirme en el español que ha jugado en más ligas en el extranjero. Sin haberlo planeado, y un poco por necesidad, me he tenido que buscar la vida por ligas extranjeras, a veces yendo a prueba, otras siendo pionero o abriendo puertas a otros futbolistas españoles. Y sin quererlo también muchos jugadores me han contactado y me han dicho que soy una referencia para ellos o una fuente de inspiración por haber peleado tanto por mi sueño. Todo lo que he pasado entonces cobra sentido, y te dices que ha merecido la pena al escuchar o leer a gente que te puede tener como espejo, y más aún si tu experiencia previa les puede ayudar.

Lo que siempre tuve claro, desde muy temprana edad, es que quería ser futbolista, y a pesar de muchos obstáculos (sobre todo lesiones) lo he conseguido.

Tuviste una grave lesión en el momento menos oportuno, cuando tocaba las puertas del debut ¿Qué recuerda de aquella época?

Posiblemente estaba en mi mejor momento, dos años capitán del filial del Almería, conté para el primer equipo primero con Emery y luego con Hugo Sánchez…me sentía importante y con confianza pero el hecho de romperme el ligamento cruzado y la respuesta del presidente y su hijo, dejándome tirado en medio de mi recuperación porque acababa contrato, me ha marcado.

Siempre digo que Almería es mi segunda casa, es donde más a gusto me he sentido en el campo y fuera de el, donde siempre que puedo vuelvo a pasar tiempo allí, pero a la vez fue el punto de inflexión, fue donde pude haber debutado en Primera División y no lo hice, espina que me ha acompañado siempre. A la vez, si se cierra una puerta se abre una ventana, y seguramente no hubiera tenido la carrera tan prolífica en experiencias y en vivencias que he tenido hasta ahora. Intento mirarlo desde ese lado positivo.

Fue el primer jugador español en jugar en las ligas de Tailandia, Indonesia y Jordania, ¿Cómo tomó esa responsabilidad?

Al principio me llamaban loco, fui el primer español en jugar en Tailandia e incluso en medios se reían de mí y me decían si allí jugaban elefantes. Luego llegaron Arzu, Osmar, Carmelo, Mario, Rochela…jugadores que venían de Primera o Segunda División de España y se nos ha empezado a respetar más. El mismo caso con Indonesia u otras ligas asiáticas. Los casos más sonados como Paulinho, Yannick Carrasco, Negredo o jugadores que se van a jugar a Asia y vuelven a España o a ligas mas competitivas y rinden incluso mejor que antes de irse nos ayuda a los que estamos fuera. 

Ya no nos tachan de locos cuando decimos que el jugar lejos de nuestro país te ayuda a crecer, a madurar, a ser más fuerte mentalmente y a poder adaptarte más rápido a situaciones adversas. También al hecho de aguantar más la presión, porque en estos países al extranjero se le exige rendir por encima del notable alto un día si y otro también. Para ellos el periodo de adaptación no existe, quieren rendimiento y lo quieren ya. Desde el día 1 en el que firmas por ese club. Y eso, a la larga, te hace tener que saber lidiar con una presión casi diaria.

Experiencia en Austria (St. Pölten) para acabar en Jordania ¿Cómo se dio el contacto y con qué se encontró al llegar al país?

La experiencia en Austria, quizás, ha sido de las mejores a nivel grupal, haciendo la mejor temporada de la historia del club hasta la fecha. Bien posicionados en liga, llegamos a la final de la Copa de Austria, en la que perdimos 3-1 contra el todopoderoso Red Bull de Mané, Kampl o Jonathan Soriano, poco despúes la Europa League en la que se jugó contra el PSV Eindhoven…pero a nivel personal fue quizás el lugar donde menos minutos he disfrutado. Se me juntó un poco todo: venía de una operación y solo podían jugar tres extranjeros en el XI. La dinámica ganadora del equipo no invitaba a cambiar nada cuando llegué en el mercado invernal. Pero aprendí que, aunque no confíe en ti el entrenador, tienes que seguir entrenando para intentar hacerle ver que se equivoca, y no desalentarse.

Acabó la temporada y varios compañeros e incluso el preparador físico me dijeron que había sido un ejemplo de cómo había entrenado, y mi actitud todo el año…sin desfallecer y ayudando a los compañeros. Quizás sea consuelo de tontos, pero para mí eso fue gasolina. Un aliciente más para el año siguiente demostrarle que se había equivocado.

Al final, tras esperar y esperar, decidí firmar en Jordania con dos españoles más con el objetivo de salvar un histórico del país, que había sido campeón de liga en 2013 y se encontraba en posiciones de descenso (Al Shabab). Un acierto, al margen de empezar a jugar en una posición mucho más retrasada como pivote defensivo (en Austria firmé como mediapunta). Me empapé de una cultura, de una gente y de un país que me ha marcado. Seguramente el país que más me haya sorprendido para bien.

Los futbolistas españoles le han perdido, en cierta forma, el miedo a conocer otras ligas ¿Qué opinión le merece?

Me gusta por dos cosas, una porque el futbolista español seguramente sea el más competitivo y profesional de todos, al margen de la calidad individual. El futbolista español tácticamente está muy preparado porque tenemos la suerte de que en nuestro país la formación de los entrenadores del fútbol base es muy buena.

También para que en algunos casos nos demos cuenta que hay buenos jugadores, buenas ligas y buenos equipos fuera de nuestras fronteras. El salir de nuestro país y nuestra zona de confort ayuda a valorar más tanto lo que tenemos aquí como lo que vemos fuera y, sobre todo, a ser más humildes y a respetar más el fútbol en el extranjero, que insisto es bastante mejor que lo que la gente que no lo ha vivido se piensa. Hoy en día raro es el rincón del mundo donde no haya buenos jugadores o buenos entrenadores, en mayor o menor medida.

Las estancias en Chipre y Rumania no fueron muy satisfactorias que digamos ¿Qué sucedió?

A nivel ecónomico no. En Chipre (Aris Limassol) me quedaron a deber tres meses y decidí irme. En Rumanía (Ceahlăul Piatra Neamţ) ni siquiera llegué a cobrar un euro. Estuve dos meses y medio y me di cuenta rápido y pude rescindir e irme a jugar a Indonesia (Persela Lamongan, antes había estado en el Pro Duta) otra vez donde el mercado seguía abierto.

La liga chipriota me gustó y creo que me venía muy bien a mi estilo de jugar, fue una lástima recalar en un equipo tan poco serio. En Rumanía llegamos a firmar seis españoles, con un entrenador italiano al que le encantaba el fútbol combinativo y disfrutábamos mucho jugando, Una lástima lo que ocurrió en los despachos. Pero en ambos sitios me quedo con los jugadores con los que coincidí: Manu Bleda y Randy son de mis mejores amigos del fútbol y eso que con ambos únicamente coincidí unos pocos meses. Eso es lo bueno que me llevo de esas dos experiencias.

¿Hasta qué punto crees que factores como la cultura o la religión influyen en el fútbol?

Te influyen en el día a día. Recuerdo, por ejemplo, que en Arabia Saudí que no me sabía la hora de los rezos y varias veces me quedé «encerrado» en el supermercado, el cual cerraban y la gente se paralizaba hasta que acabara el rezo. A veces se paraban los entrenos, ahí, en Catar o en Jordania cuando por los altavoces de las mezquitas se empezaba a escuchar al Imán llamando al rezo. 

Pero, en el campo y en el fútbol, con un balón de por medio, da igual la raza, la religión, la cultura e incluso hasta el idioma. Es lo bonito de este deporte, que he podido tener una conexión espectacular con un compañero con el que quizás fuera del terreno de juego no me puedo entender casi ni para decir los buenos días. Por eso es tan grande el fútbol y une tanto. Todo a través de un balón.

Te pongo un ejemplo: fui a ver a uno de mis mejores amigos a Sudáfrica y no quería estar parado, así que me iba a jugar pachangas. En ocasiones era el único blanco, y hasta en alguna vez había gente viendo el partido dando tiros con una pistola al aire, pero a mí siempre me mostaron un respeto y te diría hasta admiración ¿Por qué? Porque creían que era buen futbolista. Me ha abierto muchisimas puertas y más aún, muchos corazones de gente en el extranjero, por el único hecho de ser futbolista. Es la magia del fútbol.

Fue corto pero intenso su paso por RoPS, en Finlandia.

Gracias a mi amigo Antonio Reguero, que era portero allí, la adaptación fue rápida y fácil. Él hizo mucho para eso y para que me sintiera cómodo. Jugué todo cuando estaba disponible y creo que a buen nivel, pero también tuve mala suerte con una fisura en una costilla y un problema en un tobillo que me restaron continuidad cuando mejor estaba. Una pena porque la gente es muy educada y respetuosa, y la liga no para de crecer.

Fuera del fútbol, y el hecho de vivir en el Polo Norte, fue algo muy especial, conocí a Santa Claus y vi por primera vez las Auroras Boreales, fenómeno por el cuál tengo obsesión desde que lo experimenté y fotografié en esas tierras.

En Andorra pudo disputar previa de Champions League con nombres como Ildefons Lima y Joan Capdevila. Un torneo especial…

Fue sólo un mes lo que estuve allí (Santa Coloma) pero el vestuario que me encontré me hizo sentir como si llevase con ellos varias temporadas. Ilde es un capitán magnifico y un competidor nato, jugaba con el cuchillo entre los dientes y da igual los años que tenga, que sigue a un nivel altisimo por esa vena competitiva, que creo que le ha hecho hacer historia. Una lástima lo que le ha pasado ahora con la selección, porque es un tío que ama a su país y el fútbol. Allí todo el mundo le respeta, y además tiene mi admiración.

En cuánto a Joan que te voy a decir, como jugador ya le conocía ¿Quién no conoce su CV? Campeón del Mundo, de Europa, Plata Olimpica…pero, además, tuve la suerte de tenerle como compañero y es aún mejor que todo eso. Mil y una anécdotas y un trato impresionante con todos, una humildad fuera de lo normal. Tuve la suerte de jugar con él el que fuera su último partido como profesional, en aquella previa de Champions League contra Alashkert. Pero me hubiera gustado coincidir con él mucho más. Mucho aprendizaje y muchas risas a su lado.

Tuvo un periplo interesante por Asia (Hong Kong, Catar y Arabia Saudí) ¿Qué tal la experiencia y cómo observó el nivel en estos campeonatos?

Hong Kong es de los países que más echo de menos en el día a día. Es algo impresionante, muy peculiar y muy divertido. Muchas cosas que hacer. El fútbol aún tiene que crecer, sobre todo a nivel de infraestructuras, pero hacíamos un futbol bastante vistoso (Dreams SC) con un 1-3-4-2-1 y, sobre todo, en la primera parte del campeonato fuimos la revelación del campeonato.

Catar seguramente haya sido el país con mejores infraestructuras y medios en cambio. Me levantaba feliz sabiendo que iba a entrenar en una alfombra, pero en el club (Al-Shamal) había mucha inestabilidad. En seis meses cambiamos tres veces de entrenador y dos de director deportivo, por desgracia eso supuso que en enero tuviera que hacer las maletas. Y es de los sitios donde mas me ha costado irme por lo a gusto que me encontraba en el club y en el país. 

De ahí firmé en Arabia Saudí (Al-Jabalain) y pasé de vivir en una ciudad moderna y cosmopolita como Doha a vivir en Hail, una ciudad del interior, tradicional, clásica, con apenas gente extranjera y que hablase inglés, en medio de las montañas y de la nada. Fue un cambio difícil, poco que hacer allí. Pero a su vez, una gente muy hospitalaria y que me trató excepcionalmente bien. Salvamos al equipo del descenso en la última jornada y por eso me voy con mejor sabor de boca. Pero fueron meses complicados después de venir de dos de mis ciudades top, como son Doha y Hong Kong.

Usted estuvo en la primera temporada de la Liga Premier de Canadá ¿Cómo visualiza el futuro de este torneo?

Para ser el primer año el grado de organización fue muy alto, el marketing, la afluencia de público (con partidos acudiendo hasta 10.000 personas) con un club fundado un año atrás y sin historia me parece que habla mucho del crecimiento que está surgiendo en todo Canadá en torno al soccer. El que haya un Mundial a la vista en 2026 ayuda. Pero el nivel del jugador canadiense, contando en que no tienen nuestro nivel formativo ni nuestro sistema de futbol base, ni una liga profesional hasta hace poco habla mucho bien y de las capacidades físicas y técnicas del canadiense. Son muy profesionales, si que es verdad que la cultura del hockey sobre hielo (sobre todo en el aspecto físico) y del fútbol americano o del béisbol (dándole tanta importancia a las estadísticas) son cosas que creo que deben mejorar. Eso sí, cada vez hay más fiebre por el fútbol desde muy temprana edad, se respira y es lo que veo en Winnipeg. Ojalá siga así y se convierta en un referente a nivel mundial pronto.

¿Cómo vivió la pandemia de Covid-19?

Allí no tuvimos confinamiento como tal, tan severo como en España. Apelan más a la sensatez y el deber de las personas y la verdad que la ética, el concepto social y de responsabilidad del ciudadano canadiense es muy alta. Allí te pedían estar en casa, aunque con temperaturas en invierno de hasta casi -50 grados no te tienen que pedir dos veces que no salgas a la calle (risas). Eso ayuda.

En cuanto a la liga, al final se optó por jugar en una isla sin ningún caso de COVID, nos hacían PCR cada tres días y todos los equipos de la liga convivimos en el mismo hotel por casi 45 días. Fue una experiencia distinta, dura sobre todo para los que tenemos familia. En mi caso lo pasé mal por no poder ver a mi hija de tres meses y a mi mujer por tanto tiempo. Ademas, solo podíamos salir del hotel para entrenar y jugar los partidos. Algo distinto, único y espero que irrepetible.

¿Su ciudad y país favorito?

Hong Kong y Doha, Jordania e Indonesia. Pero por encima de todos ellos: España. A veces no valoramos lo que tenemos aquí. Por mucho que haya visitado no hay nada para mí como España, en cuanto a diversidad, clima, gastronomía, carácter de la gente, paisajes. Somos unos privilegiados y no lo sabemos.

Usted tiene una licenciatura en Psicología ¿Cómo llevó el proceso de combinar estudios y fútbol?

Yo empecé Farmacia, por mi hermano, y siempre quise estudiar Medicina, como mi padre, pero era imposible de compaginar, sobre todo en España, ya que incluso en Psicología alguna profesor me insinuó o recomendó que dejara la carrera. Que o se juega a fútbol o se estudia pero que no se pueden hacer las cosas. Que no se puede tener todo en la vida, increíble pero cierto. Creo que al deportista profesional no se le ayuda lo suficiente, al menos lo que yo he experimentado en mis años como estudiante.

Una vez falté unos días por un torneo en Marsella con el Atlético de Madrid, la profesora me suspendió porque no pude acudir a las clases prácticas aún habiendo aprobado el examen final. Cuando le di el justificante sobre el torneo y le comenté que si podía de alguna manera recuperar esa práctica con un trabajo o lo que fuese necesario, me suspendió y me dijo que nadie me había puesto una pistola en la cabeza para ir a ese torneo y que yo había elegido…

También he de decir que mucha gente, compañeros y profesores me han tendido la mano y me han ayudado, por lo que no me ha sido fácil acabar la carrera. Por fin lo hice en 7-8 años en vez de los 5 de la licenciatura.

El proyecto Common Goal sigue creciendo ¿Qué se siente formar parte de este tipo de iniciativas?

Un orgullo y un honor. La idea de Juan Mata y Jürgen en crear algo así ha sido increíble, así como la respuesta de mucha gente. Sabemos de la fuerza y el poder de una herramienta como el fútbol, qué mejor que usarlo para una buena causa, muchas causas en este caso en casi 100 países distintos, intentando aportar nuestro granito a los más necesitados a través de mas de 130 asociaciones.

Siempre digo que ha sido mi mejor fichaje, el trabajo y sobre todo las buenas intenciones que hay detrás…y ver como poco a poco crece esta familia con más gente relacionada con el mundo del fútbol que se une. Espero y deseo que siga creciendo porque esto es solo el comienzo.

¿Cuáles son sus planes para cuando toque el momento de colgar las botas?

Tengo muchas dudas. No quiero que llegue ese momento, me da miedo la verdad. He vivido por y para el fútbol desde que tengo uso de razón, he sacrificado salir con amigos, vacaciones, salir de fiesta, hacer excesos de cualquier tipo por intentar alargar el sueño y la vida de futbolista lo máximo posible. Ahora veo los resultados porque tengo 34 años y me siento mejor que cuando tenía 26, por eso me da más rabia que se me hayan cerrado puertas por la edad y no se analice cada caso de manera distinta, porque cada jugador es distinto, tiene unas condiciones. Te pongo un ejemplo: nunca fui rápido, ni con 23 ni con 33, por lo que creo que mi tipo de fútbol no cambia mucho con la edad. De hecho creo que algunas de mis mejores temporadas han sido a partir de los 28-29…

Pero es ley de vida, y sé que algún día me tendré que retirar. Recuerdo una frase de Nadal que decía: «Sé que cuando deje el tenis no volveré a ser feliz». Y no me puedo sentir mas identificado, nada me hará tan feliz y el sentirme tan vivo como entrenar a diario, con una meta en la mente, con un objetivo en la cabeza como fuente de motivación. Esa gasolina renovada que me han dado los nuevos retos y el hecho de disfrutar con un balón de por medio en cada entreno y en cada partido, haciéndote que te olvides de todo por 90 minutos, al igual que la adrenalina del túnel del vestuario y la mezcla de miedo y ganas de llegar a un nuevo vestuario o país.

Al margen de eso, y de hacer algún pinito como intermediario…o tirar por rama de la Psicología Deportiva que también me apasiona, a día de hoy estoy entrenando a chicos sub-15 y creo que ese fútbol formativo es lo que más me llena, la capacidad de mejora y de asimilar conceptos en los niños de entre 14-17 años es asombrosa y es lo que he descubierto este año entrenando en Canadá. Pensaba que no, pero me está picando y mucho el gusanillo de entrenador para un futuro.

¿Algún mensaje para todos esos chicos y chicas que están comenzando en el balompié?

Que disfruten, sobre todo esto. Que la época de fútbol base es la mas bonita y la mas pura de todas. Que muchos de mis mejores recuerdos y memorias con compañeros es de esa época, que luego todo se vuelve mas difícil y enrevesado. Y sobre todo que no decaigan, que suena a mensaje de azucarillo pero creo que es la verdad:

Si tienen un sueño y van a por él con todas, quizás no cumplan ese sueño pero lograrán muchos otros que como en mi caso , eran inimaginables. Así de bonito, sorprendente, extraordinario e inesperado es el fútbol y la vida.