BETO BIANCHI: «PIENSO QUE ES IMPORTANTE PARA UN ENTRENADOR PASAR POR TODOS LOS PROCESOS»

Roberto Luiz Bianchi Pelliser (Itatiba, 1966), mejor conocido como Beto Bianchi, es un entrenador hispano-brasileño que actualmente hace vida en Interclube Luanda, de la Primera División angoleña. Luego de jugar y dirigir en varios equipos en el ascenso español tomó rumbo al Batavia Union indonesio, Bélgica, Kuwait, Jordania y Angola. En el país africano, en un momento dado, tomó a la selección nacional luego de un buen hacer en Petro Atlético, uno de los grandes de la capital.

En su etapa en Shabab Al Ordon y Pro Duta coincidió con José Pedrosa Galán, otrora entrevistado nuestro, quien nos asegura que «gran culpa de que salváramos al equipo fue suya. Implantó mucho profesionalismo y más seriedad y exigencia al club. Además de que jugábamos un fútbol más combinativo, que es al que él le gusta». La pasión por el fútbol lo ha llevado a conocer diferentes campeonatos, que lo han enriquecido como persona y profesional y eso lo expresa en nuestra charla para The Line Breaker.


¿Cuáles son las sensaciones con Interclube en lo que llevamos de temporada?

Desde que llegué aquí, en agosto, puedo decir que estoy muy a gusto en el club, pues la dirección deportiva está apoyando mucho y los jugadores están trabajando muy bien. De momento las cosas están saliendo bien en la competición.

Sus primeros pasos como entrenador transcurrieron en Tercera y Segunda División B ¿Qué le queda de aquella etapa?

Pienso que es importante para un entrenador pasar por todos los procesos antes de trabajar en lo profesional. En mi caso, he empezado desde abajo, en las categorías base, hasta llegar al profesional. Siempre estamos en aprendizaje y hasta con los más “peques” aprendemos algo. Este proceso de la base, y después pasando por la Tercera División y Segunda B, me ha ayudado mucho a crecer como entrenador y, añadiendo que también he sido jugador profesional, he tenido una base sólida que me ayudó a crecer como entrenador y llegar al profesional.

¿Qué fue lo más difícil en su transición jugador-entrenador?

Este cambio sinceramente no me ha afectado mucho, pero reconozco que para muchos es un cambio difícil. No me ha afectado mucho porque cuando era jugador ya tenía una visión dentro de campo más parecida a un entrenador, incluso muchos entrenadores que he tenido decían que yo era su voz dentro del campo. Siempre me ha gustado orientar a mis compañeros en el sentido táctico durante los partidos (siempre según las orientaciones del técnico). Creo que esta manera de vivir el fútbol me ha ayudado a cambiar el chip jugador/entrenador. No todos los jugadores gustan o tienen esta facilidad de jugar y orientar a sus compañeros durante un partido. Es como asumir una responsabilidad extra, pero cuando a uno le gusta el tema táctico sale de dentro de la persona, y estos conceptos hacen que vayas madurando como jugador y después como entrenador.

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A finales de 2010 decide volar a Indonesia ¿Qué le motivó a dar el gran paso?

Sí, ha sido mi primera experiencia como entrenador en un país extranjero. Incluso he sido el primer español que entrena en Indonesia. En esa época puedo decir que fue una decisión, a priori, un poco arriesgada, porque hasta entonces, en 2010, nadie conocía el fútbol de Indonesia. Pero el proyecto ofrecido era muy interesante y me había convencido. Soy una persona y entrenador al que le gustan los desafíos, conocer el mundo y no lo pensé dos veces para aceptar. Ahora puedo decir que ha sido una decisión acertada, porque gracias a esta primera experiencia me ha abierto muchas puertas en el fútbol internacional y, hoy en día, ya son seis los países que he ido a entrenar gracias a esta primera “aventura” futbolística.

En su trayectoria ha pasado por España, Indonesia, Jordania, Angola y Kuwait ¿Qué lo lleva a seguir recorriendo el mundo?

Como dije anteriormente, después de mi primera experiencia como entrenador en Indonesia, durante casi cuatro años, uno adquiere cierta experiencia en el fútbol internacional que permite abrir otras puertas. El motivo es que, si tú lo haces bien, otros clubes siempre buscan entrenadores con experiencia en el fútbol internacional. Ahí entra la rápida capacidad de adaptación en un país extranjero, la facilidad de comunicación (idioma inglés), conocimiento de otras culturas del fútbol y del país. Incluso la religión influye mucho en tu día a día, como en los países musulmanes, igualmente la capacidad de conseguir estar lejos de la familia y de tu zona de ‘confort’. Todo esto tiene un peso grande en tu CV cuando los clubes buscan un entrenador extranjero. Mi mercado hoy en día está lejos de España, por estos motivos y a cada año que trabajo en un país diferente la tendencia es que aparezcan posibilidades de trabajo fuera de España y no en España.

Tuvo una corta estadía en Bélgica ¿Le animaría volver a entrenar en Europa?

La experiencia en Bélgica ha sido corta, porque el proyecto de inicio era muy interesante, aunque no ha seguido adelante por problemas económicos. Ha sido otra experiencia muy bonita en un país que, a pesar del frío y de la lluvia, me ha gustado mucho (risas). Está claro que si surgiera alguna oferta de Europa estaría encantado, principalmente porque estaría más cerca de la familia.

¿Tiene alguna anécdota o situación peculiar para contar?

Sobre esta pregunta he comentado mucho con mis amigos de que, cuando no entrene más, voy a hacer un libro para contar las anécdotas que he vivido en el fútbol y por los países que he pasado. Porque en muchos países existen sus creencias y sus costumbres que en nuestro país de origen quizás no, ni pasa por la cabeza que estas cosas puedan existir y, más aún, en el mundo del fútbol. Desde brujos, espíritus y creencias religiosas que afectan a un jugador y muchas otras cosas. Pero que al final tú te adaptas a estas situaciones peculiares y aprendes a convivir con estas cosas, sin que haya un choque de culturas, porque el de fuera eres tú y tienes que respetar la cultura local. Si no haces así tu vida profesional en el país en el que estás trabajando será muy corta.

En su paso por la selección de Angola, cargo que alternaba con Petro Atlético, usted se convirtió en una de las personas más seguidas del país ¿De qué manera lo sobrellevó?

La verdad es que no ha sido nada fácil. Si antes de asumir el mando de la selección nacional de Angola ya tenía bastante presión por ser entrenador de unos de los clubes más grandes de Angola, con la doble función la presión también fue doble (risas). Pero soy un entrenador con mucha personalidad y tengo un carácter fuerte, por eso he digerido bien la situación. Sinceramente fue una experiencia muy bonita y, deportivamente hablando, las cosas salieron muy bien para mí. Esto también facilitó que la gente (dirigentes, prensa y aficionados) me apoyaran al 100%. Sólo que mi vida social era muy limitada, porque no era conveniente salir mucho para evitar estar hablando todos los días y todas las horas de fútbol por la calle, pues era inevitable que alguien te parara para hablar.

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¿Con cuál sistema de juego se identifica más usted?

Soy de la opinión que un entrenador debe saber desarrollar todos los sistemas de juego, porque en un mismo partido, dependiendo de lo que pueda pasar durante el juego, tú tienes que buscar otras alternativas para encontrar soluciones. Es cierto también que cada entrenador se identifica con un sistema determinado. Me gusta el 4-2-3-1 o el 4-3-3. También hay que valorar si el equipo que estás entrenando tiene jugadores con el perfil adecuado para aplicar determinado sistema. El objetivo principal es que uno consiga sacar el máximo rendimiento de tus jugadores y si un sistema, por más que te guste, no encaja en tu equipo porque no tienes jugadores con el perfil para este sistema, lo mejor es que tú seas flexible en este sentido. Bueno, es una opinión mía y por la experiencia que he vivido en los países diferentes que he trabajado. Quizás en Europa un jugador tiene más capacidad de adaptación a un cierto sistema que en otros lugares, donde el jugador no ha tenido una buena base durante su etapa de formación. Es muy importante tener esto en cuenta. Ni todos los métodos de trabajo o conceptos tácticos que un entrenador aplica, por ejemplo, en España, son viables en algunos países de Asia, Arabia o África.

Como jugador pasó por la liga china ¿Qué diferencias observa entre la competencia por la que pasó y la actual?

Cuando fui a jugar a China aún era un fútbol desconocido para muchos. Eran otros tiempos. Si no me equivoco era el primer jugador español que fue a jugar en aquel país. Ni el nivel del fútbol ni el nivel económico era como es hoy. China ha crecido mucho en el fútbol, así como el país en sí. Hoy en día el fútbol de China es conocido mundialmente, el fútbol ya es hasta materia escolar para los peques. No tiene nada que ver con la China futbolística de cuando fui a jugar en Pekín. Éramos pocos los extranjeros en ese fútbol. Yo, como europeo, y algunos brasileños y sudamericanos en todo el país. Hoy en día hay miles de monitores de fútbol extranjeros en los colegios, entrenadores en las academias y clubes profesionales. Todo ha cambiado mucho y para mejor en el fútbol chino.

¿Cuál es la clave para el manejo de las relaciones con los jugadores?

Creo mucho que el factor de que un entrenador haya sido jugador profesional ayuda mucho en la relación y como saber manejar un jugador, porque uno ha vivido la mayor parte de su vida dentro de un vestuario y de un campo de fútbol, lado a lado con sus compañeros. Sabes cómo piensan y sabes cómo solucionar situaciones que ya se han vivido como jugador. También tenemos otro caso, que es cuando entrenas en el extranjero. Es importante conocer la cultura, creencias y costumbres del país, que serán las mismas del jugador que estás entrenado. Es muy importante saber cómo llegar a ellos, porque los comportamientos son distintos. Hay cosas que en determinados países unos aceptan y en otros países es como una ofensa, o les sienta mal por la cultura o tradición.

Estuvo al frente de Kazma, en Kuwait. ¿Cómo observó el desarrollo del fútbol en aquel país?

En Kuwait he vivido una situación que, a pesar de la experiencia que ya tenía en otros países, confieso que me ha sorprendido mucho. La mentalidad del jugador local no es una mentalidad profesional y, como cada club puede tener 5 jugadores extranjeros, hay un choque de mentalidades y objetivos. La mayoría de los jugadores kuwaitís son de familia rica y no tienen el fútbol como profesión o modo de vivir. Tienen más como un hobby, esto hace que sean poco competitivos. Obvio que hay excepciones, pero más del 90% son así. Por otro lado, es una liga interesante porque el jugador kuwaití tiene mucha calidad en general y hay buenos jugadores extranjeros. El gobierno también apoya mucho a los clubes, dando grandes subvenciones e, incluso, es el gobierno quien construye los estadios de los clubes.

¿Cuál es momento de mayor orgullo de su carrera profesional?

Sin duda ha sido mi etapa con la selección nacional de Angola. Representar a todo un país que no sea el tuyo, de nacionalidad, es algo muy grande y bonito.

Cada entrega futbolística de premios deja polémica ¿Usted cree que la entrega del Balón de Oro de este año para Messi es acertada?

Sin duda siempre hay polémicas, porque hoy en día hay muchos intereses económicos por detrás del fútbol. Pero quizás también hubo premios en otros años que tampoco fueron entregados al que más lo merecía. El premio para Messi es difícil decir que no fue justo porque, para mí, Messi hasta hoy es el mejor jugador del mundo. De momento aún no hay otro que podamos decir que es mejor que Messi, pero había actualmente otro, u otros, que esta temporada merecerían el premio más que Messi.

¿Cuál es tu mensaje para esos jóvenes que se están iniciando en esto del fútbol?

Primero gustaría dejar claro que luchen por sus sueños y objetivos, pero que también no dejen de lado otras cosas importantes, como son los estudios. Nada en esta vida es fácil y el fútbol no es una excepción, pero si no luchas y haces sacrificios será más difícil aún. Hay que luchar, dedicar mucho, dejar de lado muchas cosas para intentar que este sueño un día se torne realidad. No permitas que un día te digan que no lo has intentado.