ESTHER MORA, LA PIONERA DEL FÚTBOL FEMENINO MEXICANO

El fútbol femenino comienza a gozar de buena salud en distintas partes del mundo, y una prueba concreta es ver que al Mundial de Francia viajarán varias selecciones que, o ya poseen una liga profesional, o van camino a ello. Mayor presencia en los medios, mejores medios de entrenamiento, más competencias, clubes cada vez más receptivos a abrir una rama para mujeres. Los pasos, si bien lejos estamos lejos de la perfección, se van dando en pos de una mayor igualdad en el fútbol.

Pero esto no siempre fue así. Las mujeres fueron relegadas del juego durante años, retrasando enormemente su crecimiento. Recién a finales de la década de los 60′ y a principios de los 70′ ellas volvieron a surgir con fuerza en varios países, creando ligas (sin mucho aval por parte de las federaciones, mucho menos de la FIFA) y hasta Mundiales, como los disputados en Italia y México.

Estas pioneras, pese a que fueron las que pusieron las piedras fundamentales del fútbol femenino, terminaron por ser, en muchos casos, invisibilizadas. Una de ellas resultó ser la mexicana Esther Mora (nacida el 25 de mayo de 1958 en el Distrito Federal), una goleadora voraz y explosiva. Con sus 154 centímetros se las ingeniaba para eludir rivales y agujerear porterías, vistiendo tanto la casaca de su selección como jugando en la durísima liga italiana, y siendo, además, la primera azteca en jugar en Europa. En medio del crecimiento cada vez mayor de las féminas en este deporte, es necesario rescatar la historia de aquellas que fueron la base para todo lo que vino después.

¿Cómo fue su infancia? ¿Cómo es que decide empezar a jugar al fútbol? ¿Había alguna estructura, algún club que podía recibirla?

Mira, decidí jugar porque creo que fue una cuestión nata. En mi infancia veía el fútbol, veía a un equipo que tenía mi padrino (donde jugaba mi hermano) y no había partido que me perdiera. Siempre iba a los juegos, a los entrenamientos y eso me gustaba mucho, el fútbol me apasionaba. Era raro en una mujer, pero a mí me apasionaba desde los seis años, que fue cuando empecé a jugar. Es una pasión que no se puede explicar, pero me terminé dedicando a esto.

A través de los años yo pedía con insistencia que me permitieran jugar en los equipos infantiles, pero por Federación decían que no, porque era una niña y no era un deporte para mujeres. Posteriormente yo seguí insistiendo y, gracias a Dios, la persona que lucho por esto fue mi padrino (Javier Castellanos Hidalgo), que era el dueño de varias categorías infantiles de un equipo llamado Volga de Técnicos y Manuales. Pasaron tres años y se me aceptó.

Recibí mi primer registro como jugadora, pero participando en un equipo de varones y ahí empezó mi historia. Yo empecé a jugar con ellos y esto trascendió luego de tres o cuatro años, en una entrevista en un partido que se jugaba -en preliminares- en el Estadio Azteca, que fue mi primera participación oficial con los niños. Ahí me convertí en la primera mujer en jugar al fútbol, en anotar un gol en el Azteca y encima jugando con varones.

Esther comenzó a jugar en un equipo…de niños. Y mal no le fue.

Ya que me dices que has jugado con niños y no con niñas hasta entonces, te pregunto: ¿se sentía esa diferencia o a esa edad hay existe mayor paridad?

Por supuesto que no. Yo creo que cuando alguien trae innato algo lo ves distinto. Yo no lo veía como un juego de varones, lo veía como un deporte que apasiona. Éramos similares, incluso no me quiero jactar de nada, pero muchas veces jugaba mejor que ellos. Yo el tiempo que estuve con ellos me llevé el premio al goleo individual unas cuatro o cinco veces. Incluso los entrenadores de los otros equipos no lo creían, muchas veces hasta llegaban a molestarse y gritaban “¡pégale, éntrale duro, aunque sea niña!”. Pero es una cuestión en la que no hay diferencias. La pasión es la misma tanto para hombres como para mujeres.

Yo justo hablaba hoy en un programa radial que me parece sano que en esos primeros años varones y mujeres compitan juntos y luego, ya alrededor de los 10 o 12 años, se separen. En los Estados Unidos se ha visto que funciona este método. ¿Crees que se podría generar algo así, o los clubes ya desde pequeños deberían separar sus ramas?

Mira, la cuestión de esto es que esto, tomando en cuenta la pregunta anterior, me hizo ser diferente, porque a pesar de que cuando fue el Mundial de 1971 yo ya tenía una diferencia notable en el fútbol, y te lo podría decir cualquiera de mis compañeras que fueron partícipes de este Mundial. Cuando me incorporé al fútbol femenil me aburría, porque era muy deficiente la técnica, era muy deficiente la reacción, ¡vamos, es que esto recién daba inicio!

¿Cómo es que la convocan para el Mundial de México 1971?

A partir de que pasaron a una niña en televisión, jugando fútbol con varones, al poco tiempo se empezó a desarrollar, a darle un auge a esto, entró la desesperación por el fútbol femenil. Incluso en el Mundial yo tenía 12 años y estaba convocada. Desgraciadamente me dejaron en banca supuestamente por la edad, pero posteriormente me enteré de que había diferencias; había gente que ya estaba dentro, que tenía un nombre. Yo no me metí en el fútbol femenil entonces, seguía jugando con los varones, precisamente por lo que te comentaba (me aburría). Cuando ingreso en la selección, participé en la preparación y en todo lo demás; y cuando se da la lista me dicen que “por la edad” quedo en banca, pero no era eso. Me enteré incluso de que hubo votaciones para saber si me quedaba o no. Hubo favoritismos, cosas que suceden siempre en el mundo del deporte.

Después de ese Mundial se estancó el fútbol femenil, pero mi trayectoria todavía siguió. O sea, yo no frené ahí mi hambre por el fútbol, por ser algo, por demostrar lo que una mujer, dentro de este deporte puede lograr. Mira, cuando fue mi llamado a la selección había solamente dos ligas las que conformaban el fútbol femenil. Cuando fue el Mundial de Italia (1970) a mí me llamaron para participar en una, pero no acepte. Y cuando fue aquí en México no sé si hubo temor de que opacara a alguna jugadora que ya tuviera cierto renombre. Por esa cuestión a mí me congelaron, esa es la verdadera razón.

Los pocos medios que seguían el progreso de las mujeres ya retrataban a Mora como una de las mejores.

¿Qué sintió al ver al Estadio Azteca rebosando de público en cada partido?

Ver el estadio lleno era algo inexplicable, una pasión tremenda. Es algo que te llena. Desgraciadamente fue un impedimento no haber podido pisar y demostrar mis habilidades en ese momento. Yo creo que hubiera sido como muchas de mis compañeras dicen: “si Esther hubiera estado en la final (donde cayeron ante Dinamarca por 0-3) se habría ganado ese campeonato”. Desgraciadamente las decisiones superiores no lo permitieron. Pero ver un estadio asi es la cosa más grandiosa que nos puede suceder a los que somos apasionados por un deporte.

¿Qué recuerda de los partidos? ¿Cómo era el nivel? ¿Destaca a alguien en particular?

El nivel era muy deficiente, al menos para mí. Si que es verdad que había algunas jugadoras que hacían mucha distinción, algunas que le pegaban muy bonito al balón. La preparación que tuvo esta selección fue maravillosa, porque en poco tiempo se convirtió en un equipo muy compacto, muy completo. Jugadora que te pueda decir de otros países y que hizo alguna diferencia fue la danesa Nilsen (que traía un nivel superior al de las demás), pero si que no puedo decirte “esta fue genial, esta no lo fue”. Se cumplió con la expectativa de buen fútbol, pero no con la diferencia que hoy se ve en las jugadoras.

Incluso, al estar viendo los partidos, se me veían muchas cosas a la mente, donde yo decía “¿por qué no hizo esto? ¿por qué no soltó antes el balón? ¿por qué no hacía esa jugada individual que te daría el triunfo”. ¡Mis pies volaban por estar adentro!

Algo que tengo entendido es que hasta la llegada del juego más de presión de los Estados Unidos (a partir del Mundial de 1991, este ya de la FIFA), el fútbol femenino era de muchos toques y poca verticalización. ¿Era tan así?

Así es, el fútbol anterior era correr, mandar el balón en largo, a veces sin ideas. El desarrollo de Estados Unidos fue muy rápido, de hecho, en los primeros encuentros que nosotras llegamos a tener eran goleadas que les dábamos. No existía esa capacidad que se tiene hoy. El fútbol es mental, es físico, es reacción, trabajo periférico, cosa que era muy difícil de encontrar en el fútbol femenil. Ahora ya se da, si tu te fijas en una jugadora que no tenga desarrollada la visión periférica, pues no te sirve. Anteriormente no había nada de eso.

¿Y qué pasó con ustedes después del Mundial? ¿Se despertó un sentimiento de las mujeres por el juego o siguió todo más o menos igual?

El auge siguió, pero de a poco se fue apagando. Nosotras como selección tuvimos varias giras por Argentina, Perú, Centroamérica o Europa. Todavía se pensaba que esto iba a ayudar a que el fútbol creciera, pero después vino un apagón tremendo. Aquí se continuó solo con las dos ligas que había y hasta ahí. No existió la proyección que se pensó que habría después de ese Mundial.

¿Qué experiencias recoges de esas giras?

Tengo experiencias muy gratas, puesto que en la mayoría de todas las giras que hicimos… ¡vamos, que casi siempre fue una gran victoria para México! Traíamos ya dos o tres años trabajando con el mismo equipo y éramos un conjunto muy compacto. Con este mismo equipo fuimos a Europa, aunque allí había un nivel superior al de Centroamérica, ya que en algunas partes ya era profesional. Incluso en Italia ya lo eran.

Una de mis experiencias fue en la Argentina, donde ganamos por 8-0, mostrando la diferencia de nivel. Y para mi fue muy grato el recibir un reconocimiento, ya que esos ocho goles fueron míos. Ahora, de todas esas giras que llegamos a hacer, lo más lindo fue que casi todos los goles fueron de esta servidora, lo cual fue muy gratificante.

En la gira por la Argentina recibió todo tipo de ofrendas por su buen hacer.

¿Y cómo es que terminas jugando en Italia?

Tuvimos una gira allí, en donde estuvimos en varias provincias promoviendo el fútbol junto a la selección de Italia y, al término de esa gira me invitaron a quedarme para jugar de manera profesional, siendo la única a la que llamaron. Eso es algo que a mí me abrió las puertas de muchas formas, porque no es fácil ir a ganarte la titularidad a otro lado del mundo.

¿Qué tan desarrollado estaba el fútbol italiano cuando llegas?

Ya estaba muy desarrollado, ya tenía tiempo el fútbol femenil. Había Primera y Segunda División, incluso había extranjeras jugando ahí de manera profesional. De hecho, cada año se le daba un reconocimiento a las jugadoras extranjeras: se hacía una gira, en donde estaba la Selección de Italia, pero además se conjuntaba un equipo con todas las extranjeras y de ahí se elegía a la mejor, el cuál yo me lo llevé por tres ocasiones. El fútbol ya era otra cosa allá en Italia.

¿Cómo era el Alaska Lecce, el equipo al que llegaste? ¿Qué aspiraciones tenían?

El equipo tenía una persona enfrente (Ernesto Guarini) apasionada del fútbol y su intención era la de llevar al equipo a la Primera División. Cuando llegué el Lecce estaba en Segunda, donde estuvimos dos años, y al tercero subimos y, de allí en adelante, se convirtió en uno de los mejores equipos del país. Ganó varios Scudettos como ellos le dicen y esa era la meta: tener equipos campeones. Este señor metía bastante dinero en el equipo; cambiando de extranjeras todos los años y yo jugué al final cinco años con ellos.

Esther estuvo cinco años en el Alaska Lecce, en donde fue consagrada como una de las mejores extranjeras en el país.

¿Cómo fue tu paso allí?

Fue excelente, fue donde a mi se me valoró en todas mis habilidades. Tanto en lo deportivo como en lo personal me fue bastante bien. Caí en manos de una familia muy grata, que me trato como hija. Eran como mi familia también. Es una de las cosas que tengo que agradecer a Dios, porque a mi me fue, en lo personal, excelente. Cuando se jugaba en casa yo era bien recibida, ya era conocida en toda la provincia, el estadio se llenaba y decían y gritaban por la mexicana. Vamos, que es algo que te llena.

¿Y allí como se jugaba? ¿Era tan duro como el torneo masculino?

Ya la Serie A era diferente, la potencia era otra, había más calidad. Era un fútbol bastante duro, bastante duro, porque tu sabes que la corpulencia de las europeas es mucho mas extensa que la nuestra (risas), por lo que había otro nivel. Italia era una potencia a nivel mundial, te lo puedo garantizar. No se que sucedió después, cuando yo regresé a México. Solo se que ese progreso se frenó, como que decayó también el fútbol femenil, pero ahora esta recuperando su auge. Se jugaba igual que aquí, un día en casa, un día fuera, había de 12 a 14 estados que participaban. Te digo, en ese momento había una muy buena organización.

¿Qué fue lo que más recuerdas de tu paso por Italia? ¿Te costó adaptarte al país, sabiendo que eras muy chica cuando te fuiste?

Si, era muy chica cuando me fui. Y encima no tuve ningún apoyo, ni federativo ni nada. Cuando llegué mi intención era destacar en lo que me gustaba hacer. Si que me costó trabajo al principio, sobre todo el idioma, pero en cuestión de cobijo no, porque desde que llegué a mi se me trató perfectamente bien. No sufrí más que por el idioma…y un poco por la comida (risas). Pero no tuve cosas que me hicieran sufrir: me sentía como en casa.

Los premios individuales en Italia serían una constante.

¿Te siguieron en México cuando te fuiste? ¿Le dieron trascendencia a tu trayectoria, o se te valoró más en Italia?

Fíjate que muy poco, porque en esa época cuando yo salí fue casi al mismo tiempo que Hugo Sánchez. Y en apenas dos o tres veces se acercaron por interés en mi carrera. Eso es lo triste en un país que no le dan valor a ese tipo de esfuerzos y de logros, sobre todo porque era fútbol femenil, no era varonil, no había otros intereses, pero creo que, como deporte, debió habérsele dado la importancia también. Pero, pues esto fue así…

Por supuesto, se me valoró mucho más en Italia que en mi propio país. Por ejemplo, aquí jamás han tomado en cuenta los premios a la mejor extranjera que conseguí. Quizás si hubiera existido una proyección en el fútbol femenil como el que existe hoy podría haber sido otra la cuestión, hubiera ya sido contada mi historia como deportista. Se hubiera hablado de mis logros si hubiera existido la visibilidad que hay hoy.

No llegaste a compartir los planteles campeones del Lecce. ¿Eso es algo que te quedó pendiente?

Cierto, porque yo ya tuve que regresar a México por cuestiones personales y ya no tuve la satisfacción de tener más logros en ese lugar. Creo que de haberme quedado hubiera cosechado más logros que los que cualquier deportista tiene en mente, ¿verdad?

¿Y que haces cuando llegas a México? ¿Hubo alguna evolución en el juego o todo seguía igual?

Desgraciadamente todo seguía igual, no había gran diferencia con respecto a cuando me fui. No había interés por el fútbol femenil. Todo se fue dando posteriormente, cuando comenzaron a participar más selecciones en la CONCACAF, pero ni incluso ahí, porque se mandaba a cualquier equipo que conjuntaba así, “a vapor”. Era lo que mandaban, en representativo de México a una eliminatoria mundialista. Realmente era triste. Esto cambió cuando llegó Leonardo Cuéllar, que fue una de las personas que, a lo mejor anteriormente no tenía interés por el fútbol femenil, pero cuando llegó pues se ha encargado de impulsar el fútbol femenil aquí en México.

Cuando estuve en Italia me preparé como instructora de fútbol, tanto físico como técnico, que es lo que en realidad vine a hacer aquí a mi país, pero siempre me encontré con las puertas cerradas, porque era mujer, aun viniendo de un curso de allá que es totalmente diferente de aquí y el cuál daba Helenio Herrera, una gran personalidad mundial. Incluso ni eso me valió aquí, porque donde quiera que fuera a tocar puerta siempre decían “pues, mmmm, es que es mujer”, y entonces, adiós. En algunos clubes si se me dio la oportunidad de colaborar y vamos, todos los equipos que yo llevé en esos clubes demostré que también tenemos la capacidad, ya que incluso a algunos los saqué campeones.

Mora vivió la época pre-FIFA, pero también los primeros pasos dados por el máximo organismo.

¿Y que te genera todo esto a ti? Digo, cuántos quieran tener esos conocimientos, pero al final los toman solo por el género y no por lo que saben.

Desgraciadamente es muy común en México (o no se si en otras partes del mundo), en donde no cuentan mucho tus conocimientos. En muchos deportes siempre existen los favoritismos, el recomendado, todo eso. A veces no nos ponemos a ver las capacidades. Eso obstaculiza el desarrollo en lo que tu te has preparado, son muy pocas las oportunidades que te dan, y eso es lo triste, porque cuando has tenido una trayectoria de tantos años, en donde te has dedicado tanto a esto y que te cierren las puertas, o que no haya esa difusión para quien de verdad se lo merece (suspira). Mi carrera no fue de tres o cuatro años, fue de más de cuarenta y creo que eso se debe de tomar en cuenta y, sobre todo, que te den una oportunidad de demostrar lo que sabes, lo que has adquirido. No está esa puerta que se abra.

Y es cierto, es por cuestión de género ¡vamos! Es que no entiendo…hay doctores y doctoras, hay muchas profesiones que son para hombres y para mujeres y no sé porque en este ámbito solo sea para varones. Y muchas veces no es solo el género: buscan la belleza, cuando no es un deporte en donde se tenga que mostrar lo físico, sino los talentos. Es como dices, no se saben valorar eso, los talentos.

La FIFA, después de mucho tiempo, decide realizar su primer Mundial en 1991. ¿Qué cambios sientes que se fueron dando en el fútbol femenino desde entonces?

Pues sí, en realidad a partir de ahí empezó a haber muchos cambios, tanto técnicos, como físicos y de atención. Ahora los Mundiales se hacen oficialmente cada cuatro años, ya están las eliminatorias. Hay mucha diferencia con respecto a mi tiempo. Se le da proyección al fútbol, a veces buscando (por lo menos aquí) más lo físico, pero en talento están totalmente disparadas, a eso me refería. Estamos hablando de un deporte, no de un concurso de belleza, y a veces se da mucho aquí, en donde le dan prioridad a ese aspecto, que, como te digo, al talento.

Y mira, te lo digo por experiencia, en México no hay un currículum como el de tu servidora, pero se les han dado prioridad a otras jugadoras que, realmente, no tienen ni la mitad del curriculum que yo tengo. Y no es presunción: simplemente soy de las personas que tienen la idea de darle honor a quien honor merece.

Yo pienso igual que usted. Para mí, antes que todo, está el talento. Pero para en todos los ámbitos. En el periodismo, por ejemplo, es igual: muchas veces se elige a una mujer porque parece una modelo, pero entre los hombres puede estar cualquiera y eso es algo a cambiar también.

Desgraciadamente así es esto y es como dices, no es en algo específico, es en todos los ámbitos, y yo se que ustedes la padecen bastante también, que si no es por el recomendado, que si no es porque es hijo de fulano, etc. Tienes toda la razón: así es, siempre ha sido así en el fútbol. Yo te puedo decir que hay gente que tiene mucho talento y la han hecho a un lado porque quizás en apariencia física no es muy agraciada, o porque no es tan alta como aquella, pero jamás están viendo el talento. A mi me encantaría que se de a conocer mi historia, no por presunción, sino para que las nuevas generaciones vean que, si se puede, independientemente de tu físico o tu aspecto (si es pequeño o es “X”). Cuando uno tiene la ambición de lograr algo, se logra, simplemente por una cuestión de talento y nada más.

¿Hasta qué año llegó a jugar?

Yo me retiré en el año 95´, cuando tomó la selección el señor Leonardo Cuellar. Mi última participación en un premundial fue en el 94´ y ya posteriormente me retiré del fútbol, aún teniendo todavía las habilidades para hacerlo, pero me retiré porque ya había una decepción muy grande, no había forma de que pudiera crecer, no lo veía. Y obviamente, me dediqué a trabajar, porque quién me iba a dar de comer, ¿verdad? (risas).

Esther, en la selección, dando ya sus últimos pasos.

¿Cómo cambió el fútbol en el marco FIFA?

Algunos partidos claro que los he visto y si, hay mucho que ha sorprendido. Ya están las coreanas, las japonesas, ahora si hay competencia a nivel mundial, ya no se puede minimizar a cualquier equipo. Ahorita todo está cambiando, estuve viendo un poco del Mundial Sub 17 y las niñas vienen fuerte y eso es de lo que hablábamos, imagínate, si empiezan a formar escuelas, por ejemplo, de niños con niñas, estas se van a desarrollar con mucha mayor rapidez y habilidad. Porque no estás con esa idea de si es hombre o si es mujer, simplemente desarrollas las habilidades, y tu sabes que un niño es más hábil en muchas cuestiones, entonces sería una gran ayuda para las niñas que desarrollaran su fútbol sin ninguna inhibición. Sería todo muy diferente. Eso no se debería haber solo aquí o en la Argentina, sino en todo el mundo, para que este deporte sea de un altísimo rendimiento en todas partes.

La selección mexicana jugó en tres Mundiales, pero no logró ganar ni un partido y, de hecho, no se clasificó para Francia 2019. ¿Qué cosas le faltan para acercarse a las potencias continentales como lo son Estados Unidos y Canadá? ¿Estarías dispuesta a ayudar en la selección si te llaman?

Lo que le faltaba a México era continuidad, que tuviera la debida atención. Es la diferencia con los Estados Unidos, en donde trabajan con un grupo de niñas desde pequeñas. Es, también, lo que hacen Alemania u otros países europeos, en donde se sigue con un equipo para que vaya creciendo, y es lo que nos falta. Tuve la posibilidad de trabajar con alguna selección y la verdad es que cuando llegó el señor Cuellar todo cambió y ya no hubo ese llamado, esa oportunidad. Pero lo haría con todo el gusto, sería algo genial. Ahí vas a demostrar el talento, lo que sabes, y puedes aportar cosas para que el fútbol crezca, porque este está en constante cambio y desarrollo.

¿Qué cosas te gustaría sumar o cambiar si tuvieras esa posibilidad?

En principio, trabajar sobre la seguridad, y me refiero a que es y adonde quiero llegar. En cuestión técnica, hay muchas dinámicas, técnicas, trabajo físico táctico-técnico que se debería de aplicar, y yo lo veo aquí en México. Hay mucha diferencia entre el fútbol americano y el europeo. Hay algunas diferencias. Es verdad que están Brasil o Argentina, que tienen un fútbol más desarrollado, ahora también Chile, que se ha mostrado de una manera superior. Y yo veo a mi fútbol rezagado en muchas cuestiones, porque ahora este es de velocidad, es de fuerza, ya las tácticas son diferentes, a eso me aplicaría, tengo conocimientos sobre ello, es lo que aprendí y lo que me gustaría aplicar de manera distinta a como se hace aquí.

Esther se dedicó a entrenar niños y niñas, aunque su deseo es hacerlo a un nivel más grande.

Hablando de técnica y estilo: ¿cómo era Esther Mora como jugadora?

En principio, me gusta hacer el juego alegre. Me gusta mucho la técnica individual, pero aplicándola conforme a lo que ves dentro de un juego. Para mí el fútbol es sencillo: es defender, crear y anotar, pero para eso hay distintos trabajos que se pueden realizar. Es cuestión de habilidad, de reacción. Y si no tienes eso desarrollado es cuando te cuesta trabajo, pero siempre se puede aprender. Me gusta la cuestión creativa, ya que puedes colaborar de muchas formas, tanto defender como anotar, y a mi no me gusta un fútbol estático, me gusta uno móvil, rápido, de ser contundentes en el momento que se requiere. Eso es lo que a mi me agrada.

¿Cómo fue tu último partido con la selección? ¿Qué sentimientos tuviste?

Fue en Canadá y la verdad es que si fue un poco triste por los resultados. Como te comenté, se había hecho un equipo a vapor y quedamos en tercer lugar (NdeR: solo se clasificaban dos selecciones por la CONCACAF en aquel entonces), pero pues lo grato es haber podido representar al país en esos momentos; y lo desagradable es que no fue una selección que tuviera una preparación. Todo fue el esfuerzo que cada quién llevaba. Esa fue mi última experiencia con la selección, pero fue grata por haber podido participar.

¿Tienes algo que te quedó pendiente de tu carrera o sientes que has dado todo y no cambiarías nada?

En lo personal no cambiaría nada, me siento satisfecha con lo que he hecho con mi propio esfuerzo, porque no he tenido ayuda de nadie más que de mi capacidad. Obviamente que, si tuve el apoyo moral de mi familia, el de las personas cercanas a mi (esa ayuda moral si que ha sido grande). Estoy satisfecha, pero todavía me gustaría trascender más en otra etapa, en este caso como entrenadora, proyectar todos mis conocimientos y eso es lo único que me falta.