90 DE LOS 90: ECOS DEL MONUMENTAL, LO QUE PASÓ DESPUÉS DEL 5 – 0

Pocos recuerdos causan tanta admiración en el hincha colombiano como los profanados aquel 5 de septiembre de 1993. No han sido muchas las alegrías para el pueblo de esta nación sudamericana que, a base de esfuerzos, ha podido soslayar algunas sonrisas ligadas al balompié y esta, evidentemente, fue una de ellas. Para las estadísticas queda que Ernesto Filippi, árbitro uruguayo, sonó su silbato al minuto 90 con 10 segundos, sin saber a lo sumo que esa derrota sería más dañina para Colombia que para la propia Argentina.

El noticiero de Telefé en la Argentina, en su emblemática forma de comenzar sus emisiones diarias, sacó un titular el 6 de septiembre con más desahogo que otra cosa: “ya nos dieron la salsa, ojalá que en Australia no nos metan en la bolsa”. Jocosa forma de comenzar un notidiario, en el que se mezclaban los balbuceos inaudibles del “Coco” Basile, con un videoclip de los cinco goles colombianos al tono de salsa de Joe Arroyo y un viejo tango de Roberto Goyeneche de fondo. Entretenido.

Cuando Adolfo Valencia marcó el quinto gol de Colombia, asustado, muy asustado y alegre a la vez, se levantó del banquillo el asistente de Maturana, Hernán Darío ‘Bolillo’ Gómez, para decirle al oído al estratega: “Nos jodimos Pacho, nos jodimos. Nos van a pedir la Copa del Mundo”. ‘Bolillo’ sabía lo que le corría pierna arriba, no solo a la selección, sino al país entero. En medio del festejo en el vestuario y las rondas de aguardiente en cada casa de algún colombiano, el destino marcaría para ambas selecciones rutas completamente distintas.

El comienzo del fin

Tras el empate a dos goles en Lima entre Perú y Paraguay en las eliminatorias sudamericanas para el Mundial de Estados Unidos 1994Colombia quedaba como primera del grupo A con 10 puntos y Argentina, que por poco y no alcanza a jugar el repechaje, logró la segunda casilla con 7 unidades. ‘La Albiceleste’ debía medirse ante Australia en la repesca, mientras que Colombia clasificaba directo al Mundial; sin embargo, lo que se creía que comenzaría con una hermosa historia del camino a la copa, terminaría siendo, para ambos bandos, el comienzo de reproches por un lado y de un camino inseguro por el otro.

Recordemos un poco como formaban ambas selecciones para ese partido. Argentina, el local, iba con: Sergio Goycochea en el arco, Julio César Saldaña en el lateral derecho – aunque la indicación de Basile era que se tirara al centro para ayudar en la marca sobre Valderrama-, Jorge Borelli y Oscar Ruggeri como defensores centrales; de lateral izquierdo estaba Ricardo Altamirano. En el mediocampo un recuperador nato como Fernando Redondo y Gustavo Zapata, con funciones más de transporte estaba Diego ‘Cholo’ Simeone, acompañado de Leonardo Rodríguez como enlace y en punta Ramón Ismael Medina Bello junto al temible Gabriel Omar Batistuta. Hubo dos cambios que Basile presentó en el partido: el delantero de Racing Club, Claudio ‘El Turco’ García por Leo Rodríguez el minuto 54 y luego al 69 ingresó Alberto Acosta en lugar de Redondo.

Colombia sería más práctica, Francisco Maturana, el técnico colombiano, envió a la cancha casi al mismo once inicial que venció a Perú en Barranquilla por 4-0 en el partido inmediatamente anterior. Oscar Córdoba en el arco, Luis Fernando ‘Chonto’ Herrera por derecha, los defensores centrales Luis Carlos Perea y Alexis Mendoza, la punta izquierda la ocupo Wilson Pérez (que era de perfil derecho, pero con la Selección siempre jugó por izquierda). En el medio campo se situaron Leonel Álvarez, Gabriel Jaime ‘Barrabas’ Gómez, Freddy Rincón y Carlos ‘El Pibe’ Valderrama. En punta, las dos gacelas: Faustino Asprilla y Adolfo ‘El Tren’ Valencia. Este último fue el único cambio que Maturana realizó con relación al partido anterior, dado que en ese juego había sido titular Iván René Valenciano en lugar del mismo Valencia.

El epílogo

La historia siempre nos trae recuerdos de aquel partido, pero poco supimos qué sucedió después con los protagonistas. Sinceramente, luego de aquel juego, nadie se imaginaba cómo serían las vidas meses después de cada uno de los 22 jugadores que allí estuvieron, y cómo ese marcador terminó de atornillar el destino de todos los que allí bailaron. Para bien o para mal.

Comencemos por los locales. Sergio Goycochea: le anotaron un solo gol en el repechaje frente a Australia. Claro, Basile hizo algunos cambios en la nómina, reforzó la defensa y el mediocampo, e incluyó, de nuevo, a Diego Armando Maradona para que les diera una mano. Sin embargo, el portero de River Plate se tuvo que comer todos los improperios de José Sanfilippo dos días después en una charla televisada para un canal local.

El ídolo de San Lorenzo le dijo al portero: «Yo, sin que se enoje el amigo Goycochea, del cual he hablado siempre bien (…) usted pibe recibió en los dos partidos contra Colombia, cuatro goles en el mismo lugar, las jugadas fueron sobre la izquierda, amague a la izquierda y entrada. Y le metieron las 4 pelotas al mismo palo. Usted tiene que recordar que los jugadores colombianos no son Medina Bello o Batistuta o puede ser Sanfilippo también, que de repente pateábamos al cuerpo del arquero. Los colombianos nunca patearon así, siempre le amagaron y usted pibe se comió todos los amagues, usted tiene que mirar ese tape y ver todas las equivocaciones que tuvo en este partido”.

En dicha charla participaron también Hugo Gatti, Norberto Alonso y Carlos Bilardo. Este último salió al aire a defender al portero y terminó increpándose con Sanfilippo por sus declaraciones. ‘Goyco’, entretanto, terminó su carrera en Newell’s en 1999. Ahora es conductor de televisión, curiosamente.

Jorge Borelli: Un central recio, de buena técnica y de gran liderazgo, fue convocado por Basile para ese tramo final de la eliminatoria por su buen rendimiento en Racing Club. Luego de ese partido, Borelli perdió rápidamente la titularidad en ‘La Academia’ y aunque estuvo en los dos partidos frente a los ‘Socceroos’ clasificando al Mundial, el técnico no lo tuvo presente para la cita orbital perdiendo el puesto con un joven José Antonio Chamot.

Oscar Ruggeri: El Cabezón’ es fácilmente el que más ha hablado de ese partido luego de 27 años. Actualmente, participa en un show deportivo para un canal argentino; no obstante, ha sido el único al que esa derrota le vino bien. No solo para afianzarse como capitán de América de México, sino para aprender de los errores que cometió como capitán en aquel partido y hacerse en la lista de Basile para el Mundial. Jugó los cuatro partidos de la Copa del Mundo de Estados Unidos, pero luego de eso, más su edad y experiencia, hicieron que no tuviera más participaciones con ‘La Albiceleste’. Un recuerdo amargo aún sigue siendo para él ese partido.

Julio César Saldaña: Tal vez fue el más intrascendente de todos los que jugaron ese día por Argentina. Se turnaron con Borelli para controlar a Asprilla y Valencia, pero no pudieron. Julio jugó casi toda su carrera en Newell’s Old Boys y ahora está ligado al club. Basile le dio una oportunidad en la selección, en la que jugó tres partidos en sólo un año. Si el resultado hubiese sido otro frente a Colombia, tal vez el DT le hubiese confiado jugar más partidos. Pero, en definitiva, de las presentaciones más desastrosas de Julio en su carrera, indiscutiblemente, está la del 5 de septiembre de 1993.

Gustavo Zapata: Si existe una posición en donde se debe mostrar temple y carácter, esa es la de volante central. Zapata jugó en River Plate desde 1989 hasta 1993, cuando saltó a Japón para irse a Yokohama Marinos. El volante se la pasó todo el partido mirándole el número a Valderrama, en una jugada del segundo tiempo peleó con Valencia por una falta al borde del área y le recordó a su mamá. Zapata, luego de ese partido, jamás fue el mismo. No volvió a ser seleccionado y tampoco jugó el Mundial 94. Se retiró en Chacarita Juniors en 2001 y en varias oportunidades ha alternado como ayudante de campo y técnico encargado actualmente.

Diego Simeone: ‘El Cholo’ es el jugador que actuó en ese partido con más visibilidad hoy en día en el mundo del fútbol. Sus grandes logros como entrenador con Estudiantes, River Plate y, sobretodo, con el Atlético de Madrid, no le quitan la amargura de esa tarde noche en el Monumental. Varios episodios alrededor del 5-0 ha protagonizado a lo largo de su carrera.

Cuando ganó su primer título como técnico del equipo ‘Colchonero’ en 2012, (la UEFA Europa League) le preguntaron en una entrevista para la televisión española sobre su paso en la Selección Argentina. Diego, sin mediar palabra, admitió que el peor partido con la albiceleste había sido ese precisamente. Se le recuerda haber peleado con Valderrama en varias pelotas divididas y el codazo sobre el final a ‘El Tren’ Valencia que le rompió el labio inferior. “Jugar en Barranquilla es como entrar en una caldera y del partido en el Monumental, ni hablar, fue el peor de mi carrera”, sentenció. Aunque lo ganó todo como entrenador, o casi todo, aún su cuenta pendiente es hacerse cargo de la Selección. Algo que ‘El Cholo’, no lo ve como futuro inmediato.

Gabriel Batistuta: ‘El Bati´ tal vez fue de los pocos jugadores de esa selección que el golpe no le dio tan duro. Veamos: participó en el gol que le dio a la clasificación a Argentina sobre Australia en el partido de ida (pateó la pelota al arco, pero golpeó en Alexander Tobin y fue autogol), marcó cuatro goles en el Mundial de Estados Unidos y en dos ocasiones más en las que jugó contra Colombia (1999 y 2000), anotó tres goles. A Batistuta casi nada le cae mal, pero en aquel partido tuvo tres chances claras de marcarle a Córdoba y, en las tres, el portero salió victorioso. Mala tarde para él.

Alfio Basile – DT: Para ‘El Coco’ el partido ante Colombia en Buenos Aires significó haber dejado atrás ese rótulo de subcampeón del mundo y bicampeón de América. Una de las preguntas que la revisita El Gráfico hizo en esa edición famosa de tapa negra titulada “¡Vergüenza!”, era si el director técnico de Argentina debía renunciar. Evidentemente se clasificó al Mundial al ganar el repechaje, pero quedó afuera en octavos de final tras caer ante Rumania y, por ende, con todo y el escándalo del supuesto doping de Maradona ante Nigeria, fue despedido de su cargo luego de quedar eliminado. En 2006 volvió a dirigir a la ‘Albiceleste’, periplo nada exitoso en el que duró sólo dos años y en el que debutó con derrota 3-0 ante Brasil en Londres. Otra figura al que el 5-0 le sentó muy mal.

Ahora vamos con Colombia

Óscar Cordoba: Tenía apenas 23 años cuando atajó en aquel partido. Había tomado el arco en esas eliminatorias luego que el dueño de esa posición habitualmente era el gran René Higuita. René estaba purgando una condena en prisión por nexos con el reconocido narcotraficante Pablo Escobar. Córdoba venía de hacer grandes presentaciones con América de Cali en la liga doméstica; sin embargo, el salto de calidad en ese partido tras atajarle dos balones de gol claros a Batistuta, terminaron por ponerle el moño a una actuación que, de no ser por él, tal vez el partido en los primeros minutos hubiera sido a favor del local.

Córdoba terminó atajando para-Boca Juniors cuatro años después. Recuerda el portero colombiano que a su llegada a Casa Amarilla en el predio ‘Xeneize’, le marcaban al teléfono de su casa para amenazarlo de muerte porque todo lo que había atajado en ese partido, lo estaba malogrando en sus primeros encuentros con Boca. Tuvo un inicio duro, pero de a poco se ganó el cariño y la seguridad en el arco. No tuvo suerte en el único Mundial que disputó. Es señalado fuertemente porque en dos de los tres goles que le marcó Rumania a Colombia en el primer partido del grupo A, tuvo responsabilidad directa. Sobretodo en el gol de Hagi, una pelota que se le cuela por el segundo palo. Claro, Óscar tenía la costumbre de achicar hasta el área chica para tapar el ángulo, pero el rumano lo vio desde afuera y no se compadeció. Córdoba comenzaba a saborear la derrota en Estados Unidos.

Luis Carlos ‘Coroncoro’ Perea: Su timing, fuerza y carácter le dieron el aval a Francisco Maturana para mantenerlo en la Selección varios años. Controló a Batistuta las veces que pudo y se alternó también a Medina Bello para marcarlo. Recibió varios madrazos de Simeone, del mismo Medina Bello y de Zapata durante todo el encuentro. Recuerda como, hacia el final del partido, ‘El Beto’ Acosta le alzó la voz y desobedeció deliberadamente a Alfio Basile cuando le decía que “debía marcar la punta derecha”. “Nunca vi a un jugador desautorizar a un técnico de la forma como lo hizo Acosta con Basile ese día”, sentenció. En el Mundial no le fue bien, estuvo mal ubicado en el gol en contra de Andrés Escobar frente a Estados Unidos, que le costaría el puesto cuatro días más tarde en el duelo ante Suiza. Herman Gaviria ocupó su lugar y jamás volvió a vestir la camiseta de la Selección.

Andrés Escobar: El caso de Andrés es distinto. No jugó el partido ante Argentina porque se estaba recuperando de una lesión que lo aquejaba. Más allá de eso, fue el gran sacrificado en esa etapa oscura de la Selección post 5 – 0. Llegó al Mundial con lo justo, participando en algunos partidos previos, pero jamás pudo retornar a ser ese gran defensor emblema de la Selección. Un autogol suyo en el partido frente a los anfitriones, terminaría por sepultar el sueño de ser el vice-capitán del equipo nacional. Fue asesinado el 2 de julio de 1994 en la ciudad de Medellín, luego de que el homicida, borracho e increpándolo por la culpa, lo matara a tiros a la salida de un bar. Todo el país lloró su ausencia y cerró con desdén la mancha maldita que comenzó con cinco goles y terminó con un asesinato. Dolor total por el ‘Caballero del Fútbol’.

Leonel Álvarez: Leo es un personaje atípico, gracioso y fidedigno de la estirpe del buen colombiano que sale adelante a pesar de las adversidades. Fue una fiera en aquel partido. A los pocos minutos de haber comenzado el cotejo levantó de una ‘caricia’ a Redondo y otra más a Medina Bello. Patada va, patada viene, pero siempre sin perder la compostura. Fue uno de los sacrificados, anímicamente, durante el Mundial 94.

En una entrevista que le concedió a la prensa colombiana años después admitió que, en ese partido ante Rumania, en el debut, podía sentir cómo lo observaban desde algún punto del estadio para “dispararle” y dejarlo muerto. La zozobra envolvió por aquellos días previos al debut mundialista a toda la delegación colombiana, incluyendo jugadores y cuerpo técnico. Se decía que los grandes capos del narcotráfico estaban organizando apuestas en donde, en casi todas, figuraba Colombia como campeón del mundo. Evidentemente con tanta presión, los jugadores no tenían cabeza ni pies para hacer siquiera una Copa del Mundo decente. Leonel lo confesó años más tarde: “Ese partido fue el comienzo del fin en el Mundial”.

Carlos ‘El Pibe’ Valderrama: Fue el estandarte de la generación más brillante del fútbol colombiano. La revista El Gráfico lo calificó con 10 puntos en aquel partido, fue la única vez que este medio impreso consideró con la puntuación más alta a un futbolista en un partido de fútbol. Su despliegue fue apoteósico, tiró varias gambetas y participó en el primer gol y el último en esa tarde bonaerense.

La tragedia tocaría a su puerta cuando, luego de terminar el Mundial de Estados Unidos, regresó a Colombia y en medio del vuelo la azafata le acercó un vaso de agua y le dijo: “Tómese esto y tome con calma lo que le voy a decir”. La auxiliar de vuelo le acababa de dar la noticia del asesinato de Andrés Escobar, su amigo en la cancha y fuera de ella. Cuenta Valderrama que fue la ocasión en la que más lloró en su vida. No lo podía creer. Relata él mismo que en aquel debut contra Rumania “no le salía ni una”. Tiraba un pase y nada, controlaba la pelota y nada, hacía una gambeta y nada; no era el partido. Su cabeza y su ánimo, al igual que Leonel, no estaban allí. Superó esa etapa, claro que sí, jugó cuatro años más con la Selección y clasificó al siguiente Mundial. Pero ese partido lo marcó por siempre, para bien y para mal.

Freddy Rincón: De las grandes figuras de ese partido, hizo dos goles y asistió en otro. No hubo un jugador más versátil dentro del terreno de juego como Freddy. El golpe anímico que daría esa tarde en el Monumental le valdría su paso al Napoli en 1994 y luego recalar en el Real Madrid un año después. En el equipo ‘Merengue’ tuvo 21 apariciones y no anotó ningún gol. Más allá de su emblemática presentación con el dorsal 10, Rincón no gozó de mucha aceptación en Madrid. Los pocos amigos, la escasa relación con la prensa y la adaptación, le costaron mucho, hasta el punto de lidiar con el racismo. Jorge Valdano, el míster del momento, fue el único que lo arropó y le dio el voto de confianza que necesitaba.

Para Rincón, Europa no era lo suyo, regresó a Sudamérica en 1997 para jugar en Corinthians de Brasil y convertirse en profeta de esa tierra. Jugó otro Mundial con Colombia, pero no fue el mismo. Abandonó la Selección en 2001 cuando Luis García, DT de Colombia, le dio la cinta de capitán para jugar sus últimas eliminatorias. Su carrera en la tricolor, había terminado.

Adolfo ‘El Tren’ Valencia: Su portentoso físico y esa polenta que lo caracterizaba, fueron los argumentos para ser apodado de esa forma. Un delantero completo, pero con dificultades para la adaptación. Jugó un año en el Bayern Munich y acordó una apuesta con el legendario Lotthar Mattahus. El delantero le aseguró al alemán que Colombia se clasificaría primero al Mundial que la propia Alemania. Algo que no sabía Valencia es que Alemania, por ser campeona vigente en 1990, tenía el derecho reservado de clasificarse a Estados Unidos. Entre risas Valencia “perdió” su apuesta con Matthaus, quien lo felicitó a su regreso de Buenos Aires tras haber anotado uno de los cinco goles en aquel partido. Adolfo fue uno de los tres jugadores que marcaron en aquel Mundial (también lo hicieron Harold Lozano y Herman Gaviria ante Suiza), Valencia marcó para el descuento ante Estados Unidos.

Luego de jugar en Alemania llegó a Madrid para jugar en el Atlético. No le fue bien, aunque tenía buenos argumentos puesto que fue el segundo goleador del Bayern el año anterior. Las disputas constantes con el presidente ‘Colchonero’, Jesús Gil y Gil, terminaron por explotar luego que después de un partido como local ante Logroñés; se enfrentaron verbalmente en el vestuario porque el mandamás le reprochó su poca producción goleadora: “Ya no quiero estar aquí, si usted no me quiere, mejor me voy”. Jesús Gil había salido a los medios a brindar declaraciones sobre el rendimiento del colombiano: “Al negro le corto el cuello. Me cago en la puta madre que parió al negro. Ya estoy harto de aguantar. Cuando no veo actitud me cargo a mi padre”, señalóLa paciencia del presidente se había acabado y su contrato, también. Valencia jugó con Colombia el Mundial de Francia 98, no anotó ningún gol y dejó una marca, a veces empañada por otras cosas, pero que sirvió de mucho y poco al mismo tiempo en aquel 5-0.

Faustino Asprilla: Junto con Valderrama, el jugador más icónico de esa generación de los años 90 en Colombia. Hizo de todo en ese partido, y en otros, también. Fue figura indiscutida del Parma entre 1992 y 1996, le quitó un invicto al Milan de 58 partidos con un golazo de tiro libre en el propio San Siro. En Newcastle le anotó una tripleta al Barcelona en fase de grupos de Champions League y llegó a la final de Copa Libertadores en 2000 con Palmeiras. Siempre dio de qué hablar, incluso ese 5 de septiembre.

Cuenta Faustino que antes que el partido comenzara, salió a la cancha a provocar al público. La silbatina no se hizo esperar por parte de las 58.000 personas que estaban esa tarde en el Monumental. En ese momento sonó su celular, metió su mano al bolsillo y contestó en la mitad de la cancha. Era Gustavo Mascardi, su representante que le dijo: “Boludo, ¿qué hacés?, ¿no ves que la gente está como loca?”, a lo que Asprilla le respondió: “Mira lo que voy a hacer”, y levantó su mano derecha, señaló el número dos queriendo decir “yo hoy voy a anotar dos goles aquí”. Lo predijo y lo cumplió.

Una táctica infalible, para una vez más, poner nerviosos a los argentinos. Su suerte no estuvo echada para el Mundial de Estados Unidos porque no estuvo a la altura del Mundial. No fue un jugador determinante en la Copa del Mundo y cuatro años más tarde, en Francia 1998, fue despedido de la concentración en pleno torneo por diferencias con el director técnico. En general, marcó 20 goles con la Selección y fue pieza clave en las eliminatorias al Mundial de Francia, pero su carácter y rebeldía hicieron que Asprilla fuera al cielo y se devolviera.

Hernán Darío ‘Bolillo’ Gómez y Francisco Maturana: Los dos artífices de la victoria en Buenos Aires, técnico y asistente, fueron los más señalados en la debacle del Mundial de Estados Unidos. Luego de la estrepitosa goleada el augurio para que Colombia llegara a la final no tenía techo. Las casas de apuestas en Colombia y los poderosos narcos de la época, comenzaban a poner dinero jugando con los destinos de la Selección. Pero como en el fútbol nada está escrito, toda esa expectativa que se tenía con Colombia se cayó por su propio peso. Mala planificación de cara al Mundial, escogencia errónea de los sparrings, desconocimiento de los rivales del grupo A y, sobretodo, exceso de confianza en el manejo del plantel como en la interna del grupo, fueron el detonante de una Selección que no se preparó adecuadamente, en ningún aspecto, para jugar la Copa.

Nunca fueron los mismos

Hernán Darío estaba amenazado de muerte si no ganaban el partido ante los anfitriones, Maturana estaba presionado, por los intereses particulares, para alinear a uno o a otro jugador. Nada bueno salió de allí, ya que el resultado fue una hecatombe con un equipo que no jugó a nada en tres partidos. Papelón total.

Al cabo de un par de años, ‘Bolillo’ asumió como DT de Colombia y clasificó al Mundial de Francia. En 2010 fue nombrado nuevamente entrenador del seleccionado nacional, pero con mala fortuna que tuvo que dejar su puesto tras varios malos partidos a su mando y un bochornoso episodio en el que se vio envuelto en un caso de violencia hacia una mujer. No dirigió más, por lo menos a la Selección.

Maturana dirigió en varias selecciones y clubes sin fortuna alguna. Malas decisiones técnicas, poca credibilidad, sin actualización en los aspectos del juego y con sólo el rótulo de ser durante algunos años consejero de la FIFA, ‘Pacho’ es de esos personajes que, con todo lo que logró, no es profeta en su tierra. Ganó el único título internacional que Colombia tiene en las vitrinas: la Copa América en 2001, pero de nada le sirvió. En Colombia son pocos los que lo admiran y creen en su potencial.

Para los libros quedará que el partido del 5 de septiembre de 1993 entre Argentina y Colombia tuvo de todo. Una Selección que rompió con los pronósticos y le quitó un invicto a la ‘Albiceleste’ de 31 partidos y, por otro lado; un equipo argentino que terminó de romperse por dentro y que en el Mundial le dijo adiós de una manera muy polémica a su máximo ídolo.

El 5-0 fue una lección de vida que le enseño a más de uno cómo se deben tomar los éxitos y los elogios. Un resultado que, en definitiva, puso a llorar a dos países.