PASIÓN POR NUESTRA CIUDAD, PASIÓN POR NUESTRA COMUNIDAD

Caminar por las calles de Detroit, Michigan, es sinónimo de la América en decadencia. Luego de brillar en los años 50’s y 60’s, Detroit es, ahora, barrios abandonados que no tienen electricidad, ni agua, ni policía, ni escuelas. Porciones enteras de la ciudad han muerto. Otras están agonizando. Otras sobreviven, pero lo hacen rodeadas de un amenazante marasmo de solares vacíos y calles abandonadas», como lo describe Jotdown.

El sueño americano se convirtió en la tragedia americana. Pero ahí, entre la desolación de lo que un día fue denominada la ‘Motor City’, un club intenta llevar a la ciudad de la oscuridad hacia la luz, sin importar color de piel, estatus laboral, nacionalidad u orientación sexual. El objetivo es mostrar que Detroit, vive.

Detroit: el Titanic del capitalismo

Para entender la existencia de este equipo, debemos colocarnos en el contexto de la ciudad. Detroit pasó de ser la cuarta ciudad más poblada de Estados Unidos a bajar al 18° y sigue decreciendo. De 1.8 millones de habitantes, hoy intentan no estar en menos de los 700 mil.

La ciudad entró en crisis cuando las tres grandes automotrices (GM, Ford y Chrysler) huyeron de los poderosos sindicatos que habían logrado condiciones de trabajo y planes sociales muy ventajosos. Luego de la crisis del 2008, la fuga de la población de clase media se aceleró, la violencia aumentó y la ciudad se declaró en quiebra en 2013.

Pero en 2012, por medio de un foro de una liga de fútbol de aficionados, cinco amigos decidieron comenzar un sueño pero, sobre todo, una distracción, una salvación, una llamada de auxilio a través de la creación de un equipo de fútbol. Y fue ahí cuando el Detroit City FC tomó vida.

Detroit City FC, la luz en la oscuridad

De inmediato, el club adquirió una relevancia social y cultural para la comunidad en Detroit. Desde el escudo que representa a una estatua en la ciudad, pasando por el apodo Le Rouge, derivado de las raíces francesas de Detroit y del River Rouge que fluye en los suburbios, hasta la botarga. Un oso polar que fue rescatado de uno de los tantos basureros y que es utilizado en cada partido de local por uno de los cinco directivos del club que, además, es maestro en una secundaria.

Tras pagar el dinero y tener su entrada a la Midwest Region de la National Premier Soccer League -una liga amateur nacional en el cuarto nivel no oficial de la pirámide de fútbol estadounidense- el club jugó sus partidos en el campo de la Cass Technical High School. Una noche antes del debut, los mismos directivos tuvieron que organizar la venta de boletos y cortar el césped de la cancha.

Le Rouge tuvo una temporada debut de ensueño, quedando en segundo lugar y llegando hasta semifinales, aunque batallando económicamente al no tener patrocinadores. De hecho, cada jugador traía su propio patrocinador en el uniforme, para así tener algo de ingresos. Pero más allá de los resultados positivos, el club vio reflejado su propósito con el pueblo y encontró su filosofía: “Pasión por nuestra ciudad, pasión por nuestra comunidad”.

La comunidad más grande del mundo

El Detroit City había impactado socialmente, era el equipo con mejores entradas en una liga amateur. Por lo que su grupo de animación más fuerte, el Nothern Guard, hizo una recolecta de 750,000 de dólares para rehabilitar el Keyworth Stadium, que estaba, como muchos sitios de la ciudad, en el olvido, abandonado y como un foco rojo de delincuencia y drogadicción. Para el 2016, otro sueño más se volvió realidad: el Detroit City tenía estadio propio y debutaron con empate, pero imponiendo récord de 7,410 seguidores. Desde entonces promedian 5,255 aficionados por partido, igual que el Eibar de la Liga Española.

La Nothern Guard tomó relevancia de inmediato por el apoyo al proyecto, por sus cánticos incesantes en los partidos, por su colorido pero, sobre todo y muy especialmente, por ser “The world’s largest football community”. Nothern Guard está conformada por una convivencia multirracial, defiende e incluye los derechos de la comunidad LGTBQ, incluso, se convirtió en el primer equipo deportivo estadounidense en usar un uniforme en apoyo de la inclusión LGBTQ en un partido reglamentario. Donó esos ingresos para una fundación de jóvenes LGBTQ en riesgo, fugitivos y sin hogar.

Pero ahí no paran, esta peculiar afición recibe y ayuda a desempleados, refugiados que buscan asilo en Norteamérica. Además, tienen programas para reducir la obesidad en los niños de la ciudad.

Para ellos lo importante es la comunidad, más allá de títulos o de jugar en una categoría profesional y queda claro en dos frases de sus líderes:

“Nos amas o nos odias, pero nosotros hicimos el equipo que tenemos y el que queremos”.

“Club > Liga, no importa donde compitan, sino la filosofía y la esencia comunitaria”.

El presente y el futuro, ¿la profesionalización?

En 2017, los Wolfpack ganaron su primer título, levantando la Midwest Championship y este miércoles 16 de octubre del 2019, ganaron su segundo certamen “oficial” al obtener la Copa de Miembros de NPSL, aunque aún queda un juego por disputarse. También, han ganado dos veces el título en su conferencia local, en 2012 y en 2019. Son dirigidos por Trevor James , un ex jugador del Ipswich Town FC que luego fue entrenador asistente y explorador de Bobby Robson.

Hace poco derrotaron 2-1 al Atlas de México e igual se han enfrentado al Necaxa, FC Juárez, el St. Pauli de Alemania y el Venezia de Italia.

Aunque la MLS se ha interesado en llevar a un equipo a Detroit, los aficionados lo tienen claro y solo apoyarán al Detroit City FC e incluso han colgado mantas con el mensaje «Fuck MLS». Para el 2020, el Detroit City jugará en la NISA, que es la 3º División Profesional de los Estados Unidos y contarán ya con un equipo femenino. Es así como la realidad ha superado al sueño y ha hecho de Detroit un atractivo ya para los ojos del fútbol mundial y un ejemplo de solidaridad en sociedad, de superación.

«Cuando comienzas a apoyar a un club de fútbol, ​​no lo apoyas por los trofeos, un jugador o la historia, lo apoyas porque te encontraste en algún lugar allí; encontraste un lugar al que perteneces».